Mi primer equipo es el Real Madrid como todo el mundo sabe pero en mi corazón hay cabida para otro conjunto con menos aspiraciones pero quizás con más mérito: el Real Club Celta de Vigo.
A veces me pregunto la razón por la cual soy de este equipo. Un aficionado del Atlético de Madrid
puede sentirse equipo perdedor o pupas pero tienen un buen número de títulos que recordar. Yo no tengo eso. Y no sólo no tengo eso sino que encima conozco a mi equipo como si lo hubiese creado yo.
Me explico. El pasado jueves nos jugábamos pasar a unas asequibles semifinales de Copa del Rey con la posibilidad de jugar en Europa estando en segunda división. Cualquier otro aficionado de cualquier otro equipo hubiese dado por muy bueno ese 1-1 que nos trajimos del Calderón pero yo sabía que era nuestra tumba. El Celta es un equipo capaz de lo mejor y de lo peor y en este último apartado somos unos maestros. Maestros porque yo ya sabía que la íbamos a cagar en un fallo nuestro o que nos iban a pillar en una contra. Y así fue. Jugamos como nunca y perdimos como siempre.
Mientras escribo este post, estamos jugando en Soria contra el Numancia...¿un pronóstico? Con el Celta nunca se sabe...por eso soy del Celta.
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